jueves, 27 de marzo de 2008

Escalofríos

La Isla Sin Dios no queda lejos de Trachimbrod.

Es un peñasco ermitaño. Un erial en el que se desparraman sin sentido trozos polvorientos de roca y matorrales cuajados de espinas.

Es la tierra en la que el viento no cesa. La mitad del año es temporada de huracanes; el resto lo es de tifones.

Despues de la tempestad, el sol calcina la calma. En cuanto el temporal se lo permite, se abate implacable sobre el lugar sin sombra y no deja supervivientes. No existen oasis, ni pozas de agua fresca. El suelo de la isla es sulfuroso y las aguas se tiñen de un amarillo ceruleo que abrasa las gargantas, los intestinos y las conciencias.

El volcán no deja de derramar fuego sobre la tierra enferma. Por todos lados se multiplican unas hongos azulados que devoran criaturas deformes y por las noches de luna nueva hay sombras aberrantes que bailan extrañas danzas.

No existe ojo del huracán, ni cabaña del guardabosques ni refugio de montaña. Todo es dolor. No existe la belleza en la isla sin Dios, al parecer.

Los dos humanoides que malviven en la isla le tienen miedo a la noche al día, al volcán y a las nubes, y algunas tardes aullan como lobos preguntando por sus pecados. Dios no les responde claro. No está en esa isla.

Y sin embargo se cogen de la mano y van desnudos y no tienen frío.

No miro mucho.

Me dan escalofríos. Me dan ganas de....

8 comentarios:

Benjuí dijo...

Hubo un tiempo en el que la Tierra entera fue así.
Sin Dios...
Y tampoco yo voy a continuar, si esa historia, tal y como la has contado, es perfecta.

Ana di Zacco dijo...

Me voy ahora mismo a escuchar "Il-y avait un jardin" de G. Moustaki. Se la mandaré en una botella, porque a esa isla le quedaría de fábula esa banda sonora, creo yo.

SWEETBEL dijo...

me dan escalofrios, me dan ganas de .... derramar lágrimas rabiosas que apagen volcanes, gritar rompiendo huracanes, voltear con con pies los tifones, ordenar el dia y la noche con los latidos de un corazón que quiere ser valiente o por lo menos libre. Desnudarme en la intimidad de Dios para que tiemble, que sienta la misma fragilidad que nos regalo.

Antonio Latorre Jimenez dijo...

Chico, ¡Que islota!
Solo espero que esos humanoides tengan muy en cuenta la planificacion familiar, porque si encima tienen que criar, vaya tela!

Arcángel Mirón dijo...

A mí también me dieron escalofríos.
Caminan de la mano, Adán y Eva.

Yo me quedo en mi islote, que no será un paraíso pero peor es ese infierno.

Bito dijo...

Siempre creí que un mundo sin Dios podría ser un lugar hermoso, pero tiene usted razón, un mundo sin Dios es un mundo lleno de temores, de preguntas y de oscuridades.

Maldita sea que para vivir en paz necesitemos inventar semejante protector.

Un saludo.

Chan ta ta chan dijo...

¿y porqué meter a dios en esto?

irene dijo...

Todos estamos alguna vez en una isla, no entro en si tienen un Dios o no, yo nunca lo vi. Quizá no sea bueno acostumbrarse a vivir en ellas ¿o sí?, lo digo por los humanoides de las tuyas. Estoy en un "mar" de dudas. Pero sí, da escalofríos.
Besos.

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