viernes, 18 de julio de 2008

Prodigios

Se llama, se quiere llamar o la señalan como la Isla de los Niños que un Dia Participaron en Programas de Televisión Infantiles.

Yo recomendaría que nadie frivolizara con el nombre. Se que cuesta atribuir a un término ridículo repercusiones que estremecen los cuerpos y desatan los intestinos, pero considerando que a mí Adolfo me parece un nombre de lo más gracioso, creedme, no existen aullidos más sobrecogedores que los que se escuchan en esa isla. Lo absurdo al igual que lo real tiene una lógica de lo más macabra, compañeros.

No han sido pocos los exploradores que se aventuraron por aquellos parajes hasta que uno de ellos pudo regresar para contarla, febril, loco y enfermo de malaria. Murió a los tres días sin signos aparentes de resurrección, pero bastó ese tiempo para que me contara, con voz trémula y ojos desencajados, espantos para asustar una vida entera, al menos una tan cobarde como la mía.

Es aquella isla un mundo envejecido, el reflejo de un azogue descascarillado, con una playa llena de maderas de sal descompuestas por los susurros del mar incesante, vigas que un día fueron chozas, redes putrefactas devoradas por las algas. Un mundo que perdió los colores de una televisión de plasma. Sin embargo, lo juro, existe gente valiente. Al menos este explorador, poquita cosa y más próximo a Torrebruno que a Marco Polo lo fue y no dudó en adentrarse en una selva que le devoró la vida y la cordura con civilizadísima ecuanimidad.

Hay habitantes diversos. Hay niños que aún lo son y que por allí deambulan. Quizás los abandonaron sus padres, sus agentes, sus tutores legales, quizás fueran ellos los que se perdieron. Cuenta el explorador que al final del camino se topo con la efigie de una niña que sin mediar palabra, se avalanzó sobre él gritando, "María de la Ó, que desgraciadita gitana tu eres teníendolo tó", con bucles de oro y mirada satánica, repitiendo una y otra vez graciosos mohines, ramalazos de gitana rubia con manitas de plata que suben y bajan en fascinante armonía. Pude despistarla, me dijo el explorador apretándome la mano con fuerza, pero aún la oigo, sabes, aún canta aquí, decía con espumarajos de moribundo, señalándose la locura y el pelo revuelto, aún escucho "te quieres morir y hasta los ojitos los tienes moraos de tanto sufrir"

Y luego los hay que crecieron. De lo que me contaron pude deducir que hay un tipo que aparecía como niño cachondo que hace preguntas comprometedoras a gente famosa mientras las abuelas y los ejecutivos se rien escandalosamente. Al parecer el niño experimentó la evolución lógica en este tipo de casos. Pasó a ser del cachondo de la clase, al "amigocachondoconelquetepartes", el cachondo de la oficina y por último, el cuñado cachondo. Al parecer tuvo que exiliarse en esta isla porque la familia política intentó lincharle en una cena de navidad. Pobre chaval.

La niña que cantó la canción del verano y que tan graciosamente bailaba dando saltitos se hartó de continuar los bailes sobre una barra americana, con sus pechos de silicona por bandera y los gritos procaces de banda sonora,y se había venido a la isla a hacer topless, también aquí sin paparazzis.

El niño que tocaba el acordeón con precisión milimétrica ante millones de espectadores llegó después de una larga temporada en la carcel. Por lo visto le había incrustado un tenedor en el ojo a la Tía Ambrosia después de pedirle por vigésimo cuarta vez que interpretara Los Clavelitos.

El niño pera que sabía todas las respuestas y que miraba con suficiencia a los adultos que sabían infinitamente menos que él comprobó que eso, después de ser niño, ya no hace gracia, y que los mastodontes incultos, saber no sabrán una mierda, pero pegar, pegan de puta madre.

El niño de la serie familiar que repetía con gracejo irrepetible una frase que reproduciías las teléfonos móviles de medio país y que, una adolescencia de voz aguda y acné frondoso habían transformado en actor porno con problemas de impotencia.

El niño que explicaba palabras como coito o Bush, retorciéndose las manos con inocencia y candor"es cuando mamá se quita de encima a papá" , "es un señor feo que lee libros de niños y que cuando se tira pedos les caen bombas a los moros", había descubierto los diccionarios y había caido en una depresión que por poco acabó con él.

Y así muchos fantasmas, otrora ojitos derecho de la sociedad y hoy, unos y ceros de la inmensa masa de nadies del mundo mundial.

Cuando el mundo se atardecía, se juntaban todos en una cueva húmeda y oscura, y se calentaban
las manos y se abrasaban las entrañas quemando las fotos de los innombrables: padres, agentes, tutores, realizadores, y demás chusma que les arrastraron a a aquel señorío de las moscas. No había canciones, no había chistes, no había preguntas, no había respuestas. Solo el rumor de una hoguera y una curiosa letanía que el explorador creyó entender que decía "me cagó en Bertín Osborne".

10 comentarios:

Ligeia dijo...

Cuando uno crece se da cuenta la diferencia entre ser superdotado y tener talento... Vida cruel

Benjuí dijo...

Juguetes rotos, les llamamos, y con ponerles un nombre creemos que ya hemos hecho lo que debíamos como bien pensantes.

Odio ver a las niñas vestidas de putitas, los niños de chaperitos, los padres babeantes y los "profesionales" que les manejan.

¿No hay una isla para los sinvergüenzas?

Ana di Zacco dijo...

¿No dice en un best-seller cuyo título ahora no recuerdo algo sobre que dichosos los niños porque de ellos es el reino de nosequé?
Voto con Benjuí por una isla para los progenitores de esos angelitos.
Yo opté hace dos años por tirar la TV, aunque me pierda documentales de otras islas más o menos vírgenes y cucarachas de Borneo. Vendo caja llena de videos a buen precio (en VHS).
PS: siempre he creído que usted es como Dorian Grey, don Joseph, porque hay que ser más viejo de lo que es usted para tener presente a Torrebruno...

Arcángel Mirón dijo...

Bien podría ser un argumento de Stephen King.

María dijo...

También es un abuso aunque casi no se quiera ver. Hay padres que arrastran al niño de un casting a otro para que vean lo "bueno" que es. Todo eso algún día se paga. Es una pena porque ni siquiera son niños. Besos

Blanche dijo...

yo soy de las de sindrome de peter pan... y es un problema, pasan los años y cuando oigo cualquier edad que sobrepase los 30 me suena super mayor y me queda nada realmente para llegar, pero mi percepcion es de como cuando tenia 20. en fin. mentalizarse, supongo.

Trenzas dijo...

Esto deberían tenerlo, enmarcado, en todos los lugares donde se sospeche que habrá padres, agentes, castings, concursos y similares, dispuestos a promover "niños prodigiosos"
y alcaldes que dediquen calles y plazas a la niña/niño que se luzca, por unos meses, en cualquier programa de los que nombras. Debe ser terrible crecer con unas expectativas que el tiempo, a plazo corto, se encargará de destruir hasta los cimientos. Y que destruirá los que tenían antes.
Estupendo "dedo en la llaga"
Un abrazo muy fuerte, naúfrago.

irene dijo...

No entiendo qué puede llevar a esos padres a lucir las habilidades de sus niños en esos programas de televisión, quiero pensar que sea el orgullo que sienten por sus prodigiosos hijos, y la ignorancia de las posibles consecuencias, y no que les mueva un interés lucrativo, a mi, sinceramente, se me ponen los pelos de punta. La mayoría de las veces no les permiten vivir su infancia y llegan a ser unos adultos desgraciados. No me gusta la palabra "prohibir", pero debería haber leyes que prohibieran esto.
Besos para ti y para todos esos niños de la Isla.

tequila dijo...

me recomendaron que pasara a visitarle... con su permiso comento
Qué mueve a los adultos a marcar así a los niños: dinero, fama???
me encantó el niño definición, jeje
Un saludo

Bito dijo...

Pena que esté muerto, sino debería preguntarle si recuerda haber visto un muchacho moreno de ojos oscuros sosteniendo un letrerito con un número (casi siempre el 5) pues ese soy yo. Uno de los jurados del programa matutino de Teresa Raval.

Un saludo.

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