viernes, 11 de julio de 2008

Coño-s

Un soltero es un hombre sin límites.

Un soltero es un dios que aún no ha elegido haren.

Un soltero es una polla insaciable con patas. Un puntero que señala las mujeres que quieren mambo.


O eso me decía yo por las mañanas mientras dejaba los calzoncillos en medio del salón sin que nadie me lo echase en cara (cierto es que por aquello de ser náufrago solitario tampoco me lo reprochaban antes, pero a mí me pareció un gesto que subrayaba mi virilidad)

Por eso dejé de enfocar la melancolía a la Isla de las Ausencias y me puse a buscar con la lujuria y un catalejo, si es que ambas cosas no son la misma, la Isla de las Concupiscencias y el Desenfreno.

Y estaba al lado. Al lado del lugar que mi corazón anhelaba encontré el espacio que mi verga prefería. O eso pensé. O mejor no pensé. Que hay cosas que nada tienen que ver con la cabeza, al menos con la visible.

Una isla de no te menees o de menéate de forma guarra y depravada. Una isla perfilada por un mar bravío, ingovernable, vibrante, cuajado de los brillos de mil soles dionisiacios. Unas playas amplias, de pálidas e insinuantes arenas, de dunas firmes y sedosas, de íntimos y sensuales recodos. Manantiales de aguas transparentes por todos lados, orlados de cascadas y nenúfares y antorchas y esencias de jazmín y suaves melodías de junco, peces, corales, mil colores, todos ellos intensos y refrecantes, afeites, y pequeñas sombras que no asustan que más bien acompañan. Y el olor de los manzanos, de las fresas, de las uvas, de los jugos que desprenden y reciben los cuerpos perfectamente acompasados. Hay ostras, hay percebes, hay esparragos, hay canela, hay ays sin dolor que se desprenden de labios permanentemente húmedos. Hay dos volcanes enhiestos, firmes, ni grandes ni pequeños sino exactos. Cobrizos. Dorados. Jugosos... esas cosas que la imaginacion alienta. Hay una cabellera de fuego que no cesa de moverse, de atraparte con su contoneo, con su lánguida manera de volar.

Por eso escribí y puse algo tan estúpido como estudias o trabajas, como ¿te vendrías al chinchorro conmigo? o como, no hace falta ir al cielo para ver ángeles. Cosas así. Solo se que me contesto con un escueto ven, que se escribe de la misma forma en que comienza Venus, con letras abiertas y escrito en carmín.

Y me puse a nadar con la polla de timón y de remo, con el frenesí del macho dominante que en lugar de pupilas tiene tetas. Solo que bastaron un par de docenas de brazadas para que la quilla se me rendiera y el ánimo se me congelara. Bastó un vistazo a la isla de las Ausencias para comprender lo rídiculo que puede resultar un hombre desnudo que nada sin rumbo. Y con el rabo entre las piernas regrese a Trachimbrod, a los desvelos y las miradas de cachorro. A seguir esperando.

Egoista, leí a los dos días. Ya no había Venus, tal vez si un rastro de Andrómedas y Ariadna. Miré mejor aquella isla que me volvió loco, con el mar en calma y los volcanes tapados, con una lluvia ligera, unas sombras que dan miedo y los peces tiritando. Manzanas podridas buscando tierra. Pájaros callados. Y una mujer en medio de la nada, con las rodillas abrazadas por las manos y el resto del cuerpo tembloroso. Y comprendí. Como buen gilipollas que soy no hice ninguna otra cosa que comprender...

Un tiempo. Un hombre cobarde. Una mujer sin sueños. Y la misma tristeza de siempre.

Coño

5 comentarios:

Benjuí dijo...

Joer, Don Pepeph,

es usted un maestro en eso de marcar un ritmo ascendente al lector/a para luego dejarle caer en los abismos de la puta realidad sentimental, por obra y gracia de un par de frases redondas que se nos clavan en el mismísmo esternón y nos dejan el resto del día descolocados/as.
Redondas y preciosas (las frases) digo. Y lo que expresan.

Pocos machos, con o sin polla enhiesta, son capaces de comunicar tan directamente sus contradicciones; la mayoría opta por negar, negar y después negar.

Ya sabe.

Arcángel Mirón dijo...

Digo lo mismo que Benjuí.

Aprendan, machos, del náufrago!

Ana di Zacco dijo...

Qué bonito sería, ¿eh? si navegar con ese timón de carne no les/nos produjera luego culpas... Qué bonito sería si ellas entendieran que no hay culpables ni inocentes sino una humanidad que quién sabe quién tachó de vergonzosa.
Como dice Camilo Sesto, "qué bonito sería, amor, amaaaaaar..."
Yo voto por una isla donde sea usted el rey del harén y ellas no hagan mohines. Es que, verá, una es un poco machista :)

Anónimo dijo...

imaginé mientras leía descorchar una botella de la que salía un poquito de música, podría ser una canción de extremoduro.
salud-saludos

tequila dijo...

tras el comentario de benjuí poco más ue decir... me gustó
saludos

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