martes, 5 de febrero de 2008

Orden

He decidido poner orden en mi desordenada vida. Por eso he empezado por el principio y he terminado por el final. Y en el medio lo he sarrollado todo.

He construido un despertador que comienza a sonar a las ocho de la mañana y suena cada diez minutos, hasta que a la tercera lo apago para que a la mañana siguiente, vuelva a sonar tres veces.

He inventado un aparato de metacrilato en el que, cuando insertas una cartulina amarilla, queda registrada el principio y el final de tu jornada laboral. Mide el tiempo, mide la rutina.

He elaborado un sistema de clasificación profesional y me he asignado como trabajador individual que soy, un grupo o categoría profesional y un nivel retributivo determinado, que por razones que tienen que ver con mi derecho a la intimidad, no voy a desvelar.

Mi trabajo va de 8 y media a tres y consiste (según convenio) en: labores agrícolas: siembra y recolección, pesca: colocación de sedales, extracción de marisco y reparación de redes, actividades de caza y exploración, tareas de mantenimiento. Cuando la jornada se prolonga más de la cuenta, lo compenso al día siguiente con desacansos de duración equivalente (según contrato).

Creé una República Monárquica Insular. Solicité a la ONU el reconocimiento de mi status internacional (pendiente de aprobación). He previsto los lugares en los que irán las embajadas cuando llegue el momento y no descarto pedir la organización de los Juegos Olímpicos del 2020. Da mucho trabajo así que igual no lo hago.

Aprobé con el consenso de todos los partidos una Declaración de los Derechos del Náufrago, una Carta Magna (grandísima) y una Carta Pequeña que consta de un único artículo que reza lo siguiente

"Todo náufrago tiene el derecho y el deber de apreciar la vida, que es la única verdad de la que se tiene constancia"

Hice otras cosas. Códigos Civiles. Cuerpos de Funcionarios del Estado. Sellos de caucho. Leyes de educación. Licencias de medios de comunicación. Abolí la esclavitud y regulé las alturas de los bloques de pisos. Reescribí los grandes libros sagrados y parlamenté con Dios para una futura revisión de los mandamientos.

Al séptimo día (un martes) me cansé de tanta prosa y me fuí a fumar un porro (resulta que en la isla hay un huevo de marihuana). Al día siguiente me levanté a las dos. Poco después, eso si, de reventar a hostias el despertador, el artilugio de metacrilato y la Carta Magna. Respeté la Carta Pequeña, más diminuta a cada día que pasa.

8 comentarios:

humo dijo...

Me ha gustado lo de renegociar con Dios lo de los Mandamientos.
A lo mejor a todos nos hace falta una temporadita de naufragueo.

irene dijo...

Lo que más me gusta es el último párrafo, aunque no entiendo una cosa: o te acostaste antes, o te hizo efecto el porro, o se te curó el insomnio.
La vida es la única verdad, como dice tu Cartita.
Besos.

Ana di Zacco dijo...

Me he permitido pasar el texto de su carta pequeña a word v.2003, en arial tamaño 20 y hacer dos copias de seguridad del archivo. No, no es por nada, sólo por si se le mojara un día de esos. Se la guardo a buen recaudo.

Trenzas dijo...

Como todo el mundo sabe, las leyes se hacen para incumplirlas y quedarse a gusto.
Me alegra que alguien lo diga en voz alta, dejándose de hipocresías y de multas por infracciones a las susodichas.
No obstante, lo de abolir la esclavitud me parece un poco precipitado. Tanto, que hasta es posible que te rechacen en la ONU por tu actitud insolidaria con esa Organización.
Cuida los huevos de marihuana. Si no pican los peces, siempre podrás hacerte una tortillita para cenar.
Un abrazo solidario, naúfrago de pro.

santos dijo...

Yo creo que los porros están sobrevalorados. Llámame escéptico.

Pero oye, en época de exámenes son muy útiles.

(Me estoy oliendo los pies ahora mismo.)

El texto, por cierto, me ha gustado. Y los márgenes estrechos me hacen feliz.

Larha dijo...

Grata, grata, gratísima sorpresa.


Y ahora voy y leo.

Ligeia dijo...

Un continuo volver a lo conocido, olvidar el fichar, deshacerse de los partidos (políticos o los del plus), tirar las cartas al mar embotelladas, como hacen los naúfragos... y fumarse un porro... piensa que es buen condimento también para las ensaladas y que si al asar un pez no tienes perejil y limón, tira de otras hierbas.

Un beso.

Chan ta ta chan dijo...

¿dónde puede uno oposita para funcionario isleño?

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