miércoles, 6 de agosto de 2008

Exorcismos

Cuando la monja entra en la habitación no tarda en reconocer los síntomas. Cajones abiertos. Cristales rotos. Sabanas, ropa y papeles desperdigados por el suelo. Las paredes untadas de mierda. El frío. El mal olor. Lo de siempre.

Un hombre reposa sobre una cama agonizante. Se adivinan las entrañas de un colchón mil vez vomitado, golpeado, arañado. Tampoco el hombre pasa por su mejor momento. Seguro que en otro tiempo no muy lejano fue un ejemplar sano, incluso robusto, pero ahora es poco más que un pellejo ambulante, con los pómulos que subrayan unas ojeras que le devoran los ojos. Tiene la piel musgosa y las uñas largas y amarillas. Las costillas le agrietan el pecho. Nada oculta su enorme erección. Duerme eso sí, o al menos disimula bien mediante una respiración acompasada.

La monja suspira.

Despierta dice, la voz divertida y la mirada también un poco. Hoy no tengo el cuerpo para tonterías

Unos ojos se abren y dejan una estela de malignidad. Las pupilas son verdes y alegres. El hombre no sonrié. Su mirada si.

¡Coño!. Dichosos los ojos. Cuanto tiempo

Si, si que es verdad. La monja mira . Tienes esto hecho una cochiquera. ¿Tienes que ser siempre tan guarro?, dice dejando caer la mirada sobre unos excrementos bastante recientes.

Marketing, darling. Hay que guardar las apariencias. ¿Que te ha demorado tanto, señora de Dios?

Los exorcistas no tienen buena prensa, querido. Somos el SAMUR de la teología pero cuando acertamos, nadie quiere hacerse fotos con nosotros. La monja no hace ruido al sentarse suavemente y deja que el cuerpo se abandone, estirando las piernas más de la cuenta que diría la madre superiora. Y tu eres muy persistente...

Gracias por el cumplido. Me crearon coñazo, pa que nos vamos a engañar y a mí me da pereza luchar contra mi naturaleza. Marketing de nuevo redarling. A tu marido le gustan los numeritos y salir en los periódicos. Las guerras no merecen la pena si no se glorifican las victorias, ¿no?. Al menos eso debe pensar Él, si es que piensa algo, que todo puede ser. ¿Problemas en el curro?.

A nadie le gustan los intrusos, pero allí, a las intrusas, directamente las detestan.

Indudablemente Dios no es mujer.

No, probablemente, no. Ni tu tampoco piensa mientras imagina y no mira aquel miembro desatado y hermoso.

Uno comienza el silencio y el otro lo respeta y ni siquiera se permiten pensar, colgado el no molestar de unos párpados encendidos.

¿Y como va a ser esta vez?. ¿Por las buenas o por las malas?, pregunta ella

Sonrié la mirada y se abrillanta la esperanza.

Yo de buenas se poco o eso dice la Biblia, pero estoy perezoso para las malas, así que no tardaré en irme, si eso es lo que preguntas. Además prefiero que tu medres lo más posible en la profesión. Tus compañeros son muy brutos. Que si hisopo por aquí, que si ritual vaticano por allá. La de veces que me han metido un crucifijo por el culo, los muy cabrones, que no le veo yo la utilidad, francamente. Les ofreces un poco de conversación mundana, que si los impuestos sobre el te, que si el tamaño de las capas y piensan que te quieres apoderar de sus almas. Ilusos. Los más no tienen y los pocos que la usan son tan esmirriadas que no merece la pena el esfuerzo.

Me alegro. Así podré volverme al convento para dormir

Pareces cansada

Baja la mirada la monja. Es un error pero no importa demasiado. Colecciona errores. Todos lo hacemos. Luego piensa. No pesan los años, pesan los errores.

Lo estoy. Me temo que los inmortales no sabeis nada sobre el cansancio. Es algo bastante molesto.

Imagino. Toshd cup galas. Cup tis poteras.

Como me irrita cuando haces eso.¿Que lengua es esta vez?

Ni lengua. Un dialecto del sumerio. Una pequeña ciudad estado vasalla de Ur. Goberné alli durante un tiempo y no hice mal las cosas. Salvo por el tema de los sacrificios humanos, creo que habrías estado orgullosa de mí. Acabé con las salvajadas que por allí acostumbraban a hacer los salvajes de los sacerdotes. No parece que siguieran a su dios con mucho gusto cuando les quemé a unos y a otros. Por mucho que pueda parecer lo contario, cómo me joden los idólatras.

La monja suspira. Hay cosas que resulta imposible cambiar sencillamente porque fueron creadas de otra forma. Si le pones mucha voluntad lo único que puedes conseguir es romperlas y a veces no merece la pena. La mayor parte de las veces. Demasiados añicos que luego nadie recoge. Todo tan sucio como aquella habitación

¿Y que significa?, pregunta ella

No pesan los años. Pesan los errores, sonríe él

Vuelven a callar. Ahora si piensan pero cada cual en su espacio. Sin invadir el del otro. Demasiados eones de diferencia. Demasiadas diferencias a secas.

Pudo ser distinto, dice el demonio dubitativo

Pudo, dice ella a media voz.

Eras hermosa

¿Insinuas que ya no lo soy?, dice la monja con indignación fingida, son sonrisa mentirosa, con tristeza estancada.

No, dice el muy serio. Abandona el tono burlón. Abandona la voz grave. Cuando está de buenas, el diablo gasta voz de plata. Sigues siendo hermosa. Pero tu belleza nunca será para mí. Y eso jode.

Ella diría, mientes señor del Averno. Ya no soy hermosa. Ya no lo seré nunca. Lo que no paso no puede pasar. Pero hablar no habla nada. Solo recuerda. Una habitación. La desnudez de un hombre desnudo, erecto y demoniaco. Ella con los ojos tan gélidos como el crucifijo de plata que blandían unas manos temblorosas. Y con el alma golosa. Recordando los 40 días de tentaciones de su señor esposo, tan altivo y ausente como siempre, también ese día, sufrió en el desierto. Lo soportó, pero no olvidaba las promesas de amor eterno que aquel demonio por boca de otro cuerpo juraba. Al fin y al cabo, si alguien puede amar eternamente es Él, pensaba ella, no sin cierta melancolía infinitamente hereje.

Pasa la tarde. A veces comentan cosas del tiempo, del atmosférico y del de verdad, y otras se dejan acompañar por el sol que se cuela por los cristales resquebrajados y les baña de una luz especial, puede que infernal, puede que celestial, de otro mundo en cualquier caso. Ella le pregunta que por que escogió a aquel pobre hombre y el le responde que porque es un buen tipo que quiere a su mujer y es escrupuloso con Hacienda. Meterse dentro de un asesino es pringoso. y dentro de un primer ministro, muy frío.

Empieza a caer la noche y el dice. No te doy más la vara. Y se va según termina. Sin aguardar respuesta ni despedirse. Ni prometer nada. Siempre es así. La monja se ajusta la cofia, se adecenta la falda y recoge su bolso. Hombres, piensa en un bufido.

El hombre duerme, aún nervioso. Le queda un tiempo cargado de pesadillas pero se pondrá bien. Se le ha ido el verde de la piel. El mal olor se ha marchado. Y sin embargo permanece el frío.

La monja ha recibe la gratitud sollozante de una esposa destrozada. Coge el coche que arranca gruñendo. Conduce entre la noche y atraviesa una ciudad lóbrega. Se detiene ante un convento algo estalinista en formas y en maneras. Mira y no sueña y con las mismas decide acabar con todo lo que hace tiempo que se acabó. Arranca. Atraviesa distintas ciudades idénticas y llega hasta una distinguida con el mar. Toma un barco, naufraga y alcanza una isla. Desde allí cuenta su historia y se interesa por si a alguno de nosotros nos ha dado reciéntemente por hablar lenguas muertas o girar la cabeza 360 grados.

8 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Ahora, luego de leer esto, yo tengo dos opciones: envidiarte profundamente, con un rencor rojizo, por no haber sido yo quien escribiera semejante texto, o simplemente quedarme atónita, y leerlo una vez más, y disfrutar de las palabras escritas y ajenas, y sentir placer ante tanto talento, y decirle a mis amigos "lean este blog".
Dudo. ¿Qué hago? Todos coleccionamos errores. Yo tengo bastantes, pienso. No voy a sumarle uno más.

Náufrago, te admiro. Sos enorme.

Ligeia dijo...

Por un momento pensé que habías abandonado la isla. Muy buen final. El relato, maestro.

dany dijo...

la verdad, es que me parecio sublime lo que escribiste y coincido con gilda en que tu talento es envidiable...de hecho fue ella la que me dijo, lee esto que es increible..jeje un beso

Benjuí dijo...

Pre-cio-so.

Este es mi náufrago.

(Repásalo, que hay algunos errores mecanográficos que siento como notas falsas en un hermoso concierto).

tequila dijo...

buenas:
siempre fue más facil enamorarse del diablo con sus defectos artificiales, pero tan humanos, que por simple mimetismo nos atraen...quién quiere un Dios perfecto que te hace sentir cucaracha?
Me gustó mucho (tb tus Tonteos)
Saludos

Diabliya Cronopio dijo...

Arcángel hace recomendaciones muy buenas, es imposible no querer leer algo que ella califica de 'muy interesante'. Así lo hizo con este texto, y realmente no se equivocó: es excelente.

Felicitaciones.

Lince dijo...

Necesito unas vacaciones, porque me he rilado un poquito leyendo...

oops
oops
oops

Anónimo dijo...

¡Ufff!, buenísimo. Eres muy bueno. Sí, sí, sí.
Sigo navegando.

(Pero este fondo negro me va a matar los ojos, aggg)
:)

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