miércoles, 13 de agosto de 2008

Abrazos

El día que no nos pongamos de acuerdo con la prensa creo que lo nuestro estará acabado

Chisme

En un país hay un diciccionario que dice:
isla.
Del latín, ínsula

1. f. Porción de tierra rodeada de agua por todas partes.
2. f. manzana (‖ espacio urbano delimitado por calles).
3. f. En aeropuertos, estaciones, vías públicas, etc., recinto o zona claramente separada del espacio circundante
Yo añado
4. Lugar innaccesible en el que nos empeñamos en habitar
Por eso, no es una isla cercana, yo no la veo, no tiene mar a ninguno de sus lados. Pero son náufragos, igual que tu y que yo...
Las mañanas amanecen en mitad de la interminable cháchara política de un locutor de radio. Ella se despierta a la vez, pero se levanta antes.

Yo me demoro en mi lado.

Jamás se da la vuelta ni yo le digo buenos días mientras espío sus pasos.

Me ducho, me afeito me visto.

Huele a café en la cocina.

Detrás de la puerta cerrada, suena el agua del otro baño.

Yo hago mis tostadas, ella moja dos galletas, yo distraigo la mirada sobre el dominical de hace seis domingos. Ella observa el suelo.

En el ascensor el hilo musical. En el coche el locutor sigue tronando.

Cuando la dejo en el trabajo ni ella se da la vuelta ni yo espero a que entre.

Un leve atasco. Un cielo que se nubla. Emigrantes limpiando cristales. Mujeres con maletines de piel y zapatos de plástico. Una oficina hiperactiva en la que no se fabrica nada.

A veces levanto la vista del ordenador y no veo nada y regreso a la pantalla solo porque morir me aburre aún más.

Si llama es para recordarme que me pase por el supermercado a comprar azucar, pero hace años que no lo hace. Siempre hay azucar en casa.

El mismo atasco, ahora de noche.

Las luces naranjas iluminan a los limpiacristales, los mismos u otros.

Otra voz diciendo las mismas cosas que las de su compañera, a veces incluso con las mismas palabras.

Mujeres que tienen frío. Personas que aguardan.

Si huele a comida en el rellano, es que ellá esta y la llave solo da un cuarto de giro para abrir la puerta. Si no, son dos vueltas y la casa está oscura.

A veces nos decimos un buenas noches con desgana. Otras ni eso y la televisión nos suplanta. Que cansancio, pienso mientras el reloj sigue sonando. Apuramos le película o reconocemos la derrota antes de tiempo y nos vamos a dormir. Lavarse los dientes, ponerse el pijama, a veces escuchar la radio de la voz eterna y entonces...

O es ella o soy yo, o los días de milagro, los dos a la par. Ella mirando y yo lo mismo, sin voces eternas ni transitorias. Alza su mano como una diosa rebelde, y con la punta de su dedo dibuja mis ojos, mi nariz, cada uno de mis cabellos y se demora en la boca porque dice que ciertas cosas hay que hacerlas bien. Me regala todas mis costillas y mis brazos suavemente, tenemos todo el tiempo del mundo y ella, se regala una buena polla, ya erecta dice, porque una cosa es ser paciente y otra ser idiota. Luego vienen las piernas y demás cosas que no importan. Ella me crea. Cuando yo miro, ya está desnuda y me ofrece sus pechos que son mi primer alimento. Antes de la boca, llegan las manos y después, mi pecho. Y así poco a poco la diosa se despereza y ve que lo que ha creado, es bueno. Me sumerjo en su coño y ella se demora en mi espalda, me quita las imperfecciones de su obra, mientras jadea. No es bueno que el hombre esté solo, murmulla con sorna. Nos penetramos, nos quedamos callados ante nuestra propia eternidad, con todo nuestro cuerpo expectante y después de reventar, nos decimos lo siento y nos dormimos abrazados.


...las mañanas amanecen en mitad de la interminable cháchara política de un locutor de radio. Ella se despierta a la vez, pero se levanta antes. Yo me demoro en mi lado. Jamás se da la vuelta ni yo le digo buenos días mientras espío sus pasos.

No son momento las mañanas, de buscar una respuesta.

7 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Mi problema (o mi virtud, no lo sé) es que busco imposibles. No quiero rutina, no me conformo con poco.

Acá, en mi isla, pasaron 17 minutos del mediodía. Tal vez pueda empezar a preguntarme cosas.

Trenzas dijo...

Islas, del latín insulas, o quién sabe...
O del más asequible castellano:
Islas: personas que viven solas, aunque estén acompañadas.
Claro que siempre hay un momento, o tres, para reunirse con motivo de algún fasto nacional, o de una erección oportuna :)
El poderoso instinto de la supervivencia de la especie, adobado con placenteras sensaciones, llega hasta el último rincón del mundo, y da igual si uno es un naúfrago solitario, como dejas dicho.
Y muy bien, como siempre tú, mago.
Un abrazo muy fuerte, y un cafetito.

Benjuí dijo...

"Nos penetramos"

Eso es.

Pero...

Bueno, dejémoslo así: hoy no tengo ganas de discutir.

(No tiene que ver con la forma, perfecta para mi gusto).

Ana di Zacco dijo...

¿Es posible que muchas parejas aguanten un resto del día tan rutinario sólo por penetrarse mútuamente durante unos minutos?
Tema a pensar.

tequila dijo...

las formas de abordar otra isla no están escritas...
saludos

Tesa dijo...

Yo me construí una balsa de troncos de divorcio y ahora floto en el océano.

Anónimo dijo...

Uysss, ¿soy una botella? Me gusta. Voy a ponerle la notita:

Me picó la curiosidad, tras dejar tu comentario en mis "vaivenes de la fama", por ver si teníamos gustos afines en esto de juntar letras, y el azar hizo click a su antojo. Y que azar más certero, pues este relato es una delicia.

Me gusta la forma como escribes. Con un lenguaje "cómodo", con el que no hace falta ponerse tacones para disfrutar. No sé si me entiendes. Hay relatos que parece que te exigen ir de etiqueta para leerlos. Los tuyos, en cambio, son como estar de vacaciones y pasear descalza.
Seguiré navegando a la deriva por estas aguas.

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