martes, 3 de junio de 2008

Tal vez, malditos

Pido disculpas por comerme la cronología. Entre medias pasaron más cosas. Alguna incluso que he borrado y que volveré a poner. Escribí una novela épica y corta. Declaré el estado de sitio sobre mi isla e incluso me fijé en otras colinas exuberantes.

Pero llegó su botella y arrastró todos los colores tras de sí. Incluso llegaron los verdes que tanto detesto, tan bonitos esa tarde por otro lado. Me volvieron la sangre y los suspiros. Enardecido leí
"Lo siento. Te añoro". Ponías.

Lo siento dices y yo no encuentro nada que perdonarte. Si algún día un rencor se hace más importante que tu, ese día habré muerto. Sin testamentos que valgan para aplacar a mis remordimientos. Incesantes ellos. Incesantes todos.

Pero conmigo no puedo y no supe como decírtelo.

Lo siento dices y yo lo repetiría mil veces para mí y un numero incontable de otros tantos para que tu lo escuches. Lo siento, lo siento, lo siento. Dichosas palabras.

Lo siento, me dices, cuando yo reventaría este papel de mierda que no sabe decir lo que de verdad hay que decir, que lo reventaría a cuchilladas en el alma, en el corazón y en los pies fríos y en la vista cansada y en el alma que tiembla como un eco de una palabra triste. Que tiembla. Embla. Bla, bla, bla

Lo siento me dices y yo quiero ahogar ese siento que me cuentas y cubrirlo con millones de oceanos para que tal palabra no vuelva a salir de tus labios, por que yo no puedo sentirlo más, porque juro que merezco veintisiete infiernos de dante y otros tantos de cristianos, por no haberte sabido dar el mundo o algo más pequeño siempre que tu lo desees, por no haberte jurado el universo, por haberme olvidado de tí de mí y de todo lo demás. Por ser sólo yo y no un panteón, una brocha, una manta.

Un día, un día te hice llorar y mis dedos fueron tan cobardes que no secaron tus lágrimas y mis labios fueron tan canallas que no se bebieron tu miedo. Y tu un día, mirando un televisor (que aún no hemos compartido), sufriste y yo, un día, mirando una televisor, no hice nada. Lo más jodido es que probablemente aqul televisor estuviera apagado. Me convertí en lo que no hice. Una nada fatua y ridícula. Un náufrago de mierda que no sabe como salir de aquí, ni como consolarte las entrañas, mi vida.

Lo siento lo siento y lo siento y no puedo dejar de sentirlo y no se ni siquiera cual de todas las cosas siento mas, ni sabría precisar cuales son, en que consisten, cuando empezaron. Siento no acompañar tus soledades perpetuas más frías que cualquier nieve del norte. Siento no poder dibujar tus sueños con mis manos inválidas. Siento los fantasmas a los que no asusté. Siento que aquel día, que aún no llegó, el arroz se me quedó duro y tu tuviste frío.

Y me rellenaría de arena y explotaría para siempre y desperdigado por el mundo te esperaría, mediaría con Dios, disfrutaría el infierno, con tal de que no te falte felicidad y comida, ni futuro, ni ilusiones, ni cuentos. Porque me gustaría que en esta isla o en otra, o en un continente más grande en el que yo no esté pero tu si, este lo siento sirva de puente para un instante de felicidad suprema, esa que los hijos de puta de los dioses se empeñan en negarnos, vengándose de algo rancio y oscuro, tal vez que ellos nunca dicen lo siento. Se sienten culpables. Tal vez, malditos

Y juro que respeto tu derecho a sentirte de la misma forma, puesto que al fin y al cabo estamos hechos de las mismas costillas. Y que muérase porque ya está muerto quién no sepa ver el dolor que habita en todos. Muérase porque ya esta muerto el que solo sabe el sabor de su dolor propio. Recibamos todos la primera piedra del primer pecado que no supimos resolver. Luevo vinieron los demás y este fango del que nos cuesta tanto salir. Pero solo yo, permíteme la soberbia, tiene motivos. Tu tienes todo lo demás, que no es poco.

Y lo siento porque me siento frío y doy frío por que tu me traes los colores y yo solo huelo a blanco y negro. Por que "mi vida y mi dulzura" y todos los tópicos del mundo no sirven. Porque no es lo mismo. Porque no se como decirlo.

Que me traes los colores, sirena, pero no es suficiente.

Acabarás por pensar que es literatura, barata, cara o de miga de pan, pero literatura, pensarías. Y lo que me pasa y me mortifica es que yo vivo envuelto en realismos sociales, sirena. Porque la mayor mierda de vivir es que nada es suficiente, ni siquiera la muerte. Porque sentirse culpable no sirve más que para inicar un círculo de culpas. Porque no se donde coño puse las indicaciones del servicio técnico para arreglar nada. Porque soy una maraña de contradicciones que no cesan. Que no cesan, cariño. Que no cesan, náufrago.

Me alegro de que hayas vuelto, quizás sea la forma.... solo que no lo es




Y supongo que nos volvimos a querer desde aquella botella. Mellados. Desportillados. Inconsolablemente humanos.

11 comentarios:

Ligeia dijo...

Sí. Humanos, al fin y al cabo. Tremendamente humanos. Tremendamente bueno escribiendo literatura.

Arcángel Mirón dijo...

Escribís las mejores cartas de amor del mundo.

Benjuí dijo...

A veces, sólo a veces, el personaje se transparenta y deja ver a la persona.

Y entonces, incluso con las faltas de ortografía, el mecanografiado demasiado rápido y sin repaso, o quizá precisamente por todo ello, se advierte un alma desgarrada.

Como todas las almas, por otro lado, lo sepamos o no. Lo expliquemos o no.

Dichoso quien sabe, puede y quiere dejarse ver a través del personaje.

Anónimo dijo...

después de leer y volver a releer pienso en lo bueno que fue el descubrir esta isla, no sé ni como ni desde donde, pero, pero ya me estoy liando
no dudes, cuando cese la tormenta, en caminar sobre el arcoiris para llegar hasta el continente que buscas. es un puente mágico. seguro que te esperan.
salud-saludos

Bito dijo...

Creo que nunca te había leído post tan personales, considero que lo son, y me estoy quedando impresionado.

Bito dijo...

Por cierto, el comentario que dejaste en mi blog es de aplauso.

irene dijo...

Te añoro... ¿qué más se puede decir?
A veces el deseo de hacer o decir algo es tan fuerte que nos paraliza y no hacemos ni decimos nada.
La ansiedad por satisfacer, por complacer, nos ata los pies, las manos y el alma.
Preciosa declaración.
Somos humanos, no tenemos manual de instrucciones, tenemos que asumirlo y aceptar y disfrutar la vuelta.

la-de-marbella dijo...

"...Porque la mayor mierda de vivir es que nada es suficiente, ni siquiera la muerte." Me gusta mucho esta frase, encierra tanto realismo que da cierto pavor pensarlo. Excelente espacio donde reposar los ojos y cargar la mente.

Señor A dijo...

Malditas botellas por existir!!
Pero mas malditas son cuando no aparecen y te quedas en la playa con tormenta esperando el mensaje que nunca llega.

Trenzas dijo...

Dichosos desgarros; dichosos jirones pegados a las ramitas del alma.
Ya sé que te plagio el "dichosos" pero es sin mala intención; es un "dichosos" solidario; un "te entiendo pero preferiría no entenderte"
:)
Uno se lleva a sus islas lo que fue, o sigue siendo. Y uno es también un naúfrago aunque ni siquiera viva en una isla desierta, lejos de cualquier ruta marítima.
Un abrazo grande en una botella grande.

SWEETBEL dijo...

Encontrarse a alguien que sea capaz de ir más allá, es encontrarse un lo siento en sus labios. En sus manos deseo. Sus pies se colaran entre los tuyos, dejando sólo espacio al amor, porque es pequeño y suficiente.

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