lunes, 23 de abril de 2012

Juramentos

Llora. Mi hijo llora. ¿Qué clase de padre no tiene ni idea de qué decir?. Yo. Yo soy esa clase de padre. Yo, el genocida. El hombre mareado. El esclavo del miedo. Yo, el padre de un hijo que llora.

Hijo

Comienzo, para darme un paréntesis y que surjan las palabras de la nada. Hágase la luz y el sonido ilumina todo. Así debió de sentirse Dios cuando todo era silencio.

Hijo hay una cosa que no te he dicho que me lleva a decirte otra cosa que tampoco te he dicho nunca. La primera es que soy un cobarde. Y la segunda es que soy un cobarde porque jamás me atrevía  decirte que este mundo del cual soy culpable, es terrorífico. Asusta en cada segundo y aterroriza cuando el resto de manecillas se mueven. Es una mierda. Quizás sea nuestra mierda. No se. Pero hay otra verdad que tampoco te dije nunca, se ve que tenemos un problema de comunicación. El mundo es maravilloso y basta con abrir los ojos para darse cuenta. Las dos verdades son sinceras mientras mienten. La única clave es recordar lo segundo cuando no hay luz y olvidar lo segundo cuando todo es sol.

Es curioso. Mi hijo dejó de llorar pero no creo que entendiese una mierda de lo que le estaba diciendo. Apenas tenía dos meses. Quizás las caricias que mi mano le hacía en la tripita fueron suficientes.

1 comentarios:

Unknown dijo...

no te entendería pero eso que dices, es para sentirlo.
Que bello tener un hijo
que bello transmitirle lo que sientes
que bello que puedas enseñarle algun día que todo era distinto y que con empeño, podemos recuperarlo

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