miércoles, 18 de marzo de 2009

Colapso

Ella era rumana y limpiaba parabrisas al ritmo de un semáforo.

El era argentino y era capaz de hacer bailar 5 chisteras entre sus manos y seis rodillos entre sus pies.

Se enamoraron un domingo.

El verde era el color de los besos. El rojo, del trabajo. Los dos odiaban el amarillo y el lunes se casaron, naufragaron en el viaje de novios y una isla los salvó.

A el no le importó despojarla de todos los vestidos encharcados para que su piel desnuda se secara al sol y sus dientes de oro brillasen como nunca. Hicieron el amor largamente y sin colores. Sin bocinas ni insultos ni agentes de movilidad que les apremiasen. Conducían a tumba abierta. Nada de frenos. Ninguna certeza. Imagino que se querían mucho.

Al poco se marcharon, cada uno en una balsa. Creo que no supieron cómo amarse sin atascos.

9 comentarios:

Ander dijo...

Sigo viendo un poso similar al que me mueve a mi a escribir, en algunos de tus textos, algunos como el anterior que me ha encantado.

Lo que yo creo es que el amor verdadero tiene que sobrevivir a los atascos y sus miradas cazadoras. Es la flor que sale del asfalto y por ello necesita aún más agua, todos los días necesita agua para no marchitarse. No había agua en la isla? que pasó allí, o que no paso, cuéntanos...

lonely seagull dijo...

Muchos necesitan una isla para alimentar su amor, lástima que estos dos naúfragos del amor no lo supieron alimentar en la isla. Corto pero intenso.

Arcángel Mirón dijo...

El relax estresa, a veces.

humo dijo...

La tragedia del amor es que el interesado nunca sabe por qué empieza o se acaba.
Sólo el narrador acierta a explicarlo (tan bellamente, en este caso concreto).
Un beso

María dijo...

Seguramente les pudo el silencio, la paz, la tranquilidad. No supieron encontrarse el uno al otro sin los colores que marcaban su vida. Un cambio drástico que cambió "un instante" sus vidas y les llevó a otro más drástico aún. Besos

María dijo...

Muchas gracias Sr. Mago. Siempre ahi para lo que haga falta. Besos

Ana di Zacco dijo...

Me ha dejado como usurpada de mí misma...

Trenzas dijo...

Y es que amar sin certezas puede hacer que hasta el amor más intenso, naufrague.
O quizá fue otra cosa; una de esas que sólo entienden los que se enamoran en domingo.
Me gustaría saber el porqué de muchas cosas, pero suele ser mejor no saberlas.
Por eso me encantan estos finales tuyos, donde todo podría volver a ser posible.
Un abrazo enorme, mago de las letras y las torres.

Ligeia dijo...

¡Viva la incertidumbre!

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