jueves, 2 de octubre de 2008

Visitas (...y III)

La tercera visita la esperaba


A la vida y al resto de Comedias les gustan las trilogías, las trinidades y los triángulos. Dichosos caprichos del tres, que diría aquel...


Y por eso no me resultó extraño verle sentado en la arena, de espaldas a mí y de cara al oceano. Callado, siempre callado. No se por qué, pero lo de que fuera chino si que me sorprendió: los ojos tan rasgados como el horizonte al que no dejaba de mirar, el torso desnudo, los pies descalzos y solo un pantalón vaquero un tanto leproso. Musculoso, guapo, lástima de orientaciones sexuales pensé mientras observaba viendo el escaso entusiasmo de mi aparato reproductor.


Le saludé y nada. Le ofrecí comida y menos. Le pegué un empujón y no tardo en recuperar la posición que mi rudeza le había arrebatado. Ni siquiera agua bebió. El tipo respiraba así que muerto no parecía estar. Un poco mosqueado de su mutismo le llamé Saturday y tampoco, le pedi un rollito de primavera y menos, y cuando pregunté por el tema de los osos panda solté una risa despreciable que ni las gaviotas ni el eco corearon.

No se ni el momento en el que me puse hablar. Todo empezó por el principio. Planteamiento. Nudo. Desenlace. O sea, Nacimiento, Angustia y Presente. No tardé mucho en contarles los triunfos y y llegaron a ser tres las lunas que me vieron enumerar los fracasos. Me sentía mejor, cada vez más exultante. Le confesé mis certezas, o sea, Ella y también Yo. Y le atosigué con mis dudas, o lo que viene siendo, Ella, y también Yo y luego Todo Lo Demás. Le encontré respuestas a las preguntas que le hacía pero luego venían más preguntas sin que las respuestas amanecieran por ningún sitio. Cuando terminé mi vida comencé con la de otros; le hablé del negro emigrante, del náufrago poeta, le describí cada brote de mi arbol genealógico y luego, sin tregua, le hablé de ella de ella y de ella, la describí en mil idiomas, en cien gestos y en un dibujo,como un eco interminable y luego seguí diciendo cosas hasta que mi garganta se rindió y se me agotaron las palabras vanas. Buenas noches acerté a decir cuando por fin me fui a la cama, vacío, feliz.

A la mañana siguiente, de Saturday sólo quedaba el pantalón vaquero. Imagino que optó por suicidarse y no se lo reprocho, aunque podriá haber dejado alguna nota, un hasta luego, un la vida no tiene sentido, un dios no existe o algo así, que queda muy fino para estas cosas. Para colmo su pantalón me venía chico y para lo único que me ha servido ha sido para trapos. Una mierda en resumidas cuentas.

Y por eso me he aventurado a nadar más de la cuenta y en un picaporte flotante he colgado un cartel de "Don´t Disturb, coño". Luego más relajado, menos ansioso y más seco le he enviado una botella a Mi Ella Primordial y la he jurado en mil arabescos que ella puede disturbear todo lo que se le antoje, que existen un lenguaje para el mundo y un mundo para ella y que nada es lo mismo ni sirve explicarlo. Y ella divertida me ha respondido unas sonrientes letras que me decían que no me preocupara. Yo, obediente, sumiso y servil me he fumado un cigarrito y he asistido a un bendito atardecer repleto de soledad.

15 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Empezar a alucinar chinos es una etapa preocupante. Yo que vos me busco una actividad. Pelar cocos, algo así.

Anónimo dijo...

Magooooooooooooooo ( d las palabras )

saludos
jejo

Colmena dijo...

a veces la soledad sirve para darse cuenta de tantas cosas... a mi me ha costado, me esta costado , pero cada dia me gusta mas estar sola. A veces.

Blanche dijo...

perdon, la anterior (colmena) soy yo

Bito dijo...

Te has pasado, Joseph, con el pobre chino te has pasado. Y mire que esta gente está acostumbrada a soportar.

Eso sí, bien agusto te habrás quedado ¿no?

irene dijo...

Es maravilloso tener alguien que te escuche atentamente, sin interrupciones, sin discusiones, sin que te contradigan, lo malo es que de todo se cansa uno, y está claro que el chino se cansó.
Besos, Joseph.

Chan ta ta chan dijo...

Los chinos no se suicidan, ni mueren, sólo desaparecen misteriosamente...

Anónimo dijo...

its a kind of magic lo que tu tienes
saludos

Anónimo dijo...

trachimbrod te atrapó algún día, y le has devuelto la jugada atrapando tú a trachimbrod.

salud-saludos

humo dijo...

Aborrezco monologar.

Trenzas dijo...

Un chino, una cabra...
Valen su peso en oro. Ese vaciado interior solo puede hacerse en función de otro, aunque ese "otro" sea inventado.
Hiciste bien en decirle a Ella que el no estorbar no va con su persona. Nunca se sabe como puede reaccionar una Ella que viva cerca de Trachimbrod.
Una estupenda reflexión-cuento-poema, como siempre, mago.
Un gran abrazo.

Ana di Zacco dijo...

Que las respuestas puedan amanecer es toda una inspiración que me anoto y me quedará grabada para siempre jamás.
Esta y algunas otras, don Joseph.
Magnífico.
(recalo de tarde en tarde en esta isla pero no le dé usted importancia, es como la fuente de Canaletas, una vez se bebió de ella siempre se vuelve :D).

Ana di Zacco dijo...

¿Ha habido algún tsunami en la isla, don Joseph?

SWEETBEL dijo...

Inevitablemente nunca resolveremos quien queremos ser, quien somos y lo que no fuimos. Tres son los puntos suspensivos de nuestra vida.Amamos con numeros pares, pero deseamos con impares. El tres es un buen numero para el deseo.Lo malo es que se clavan sus aristas.

irene dijo...

Algunos benditos atardeceres dejan extasiados durante mucho tiempo.
¿Saldrás del éxtasis, Joseph?
Te dejo un beso para cuando regreses.

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