miércoles, 16 de enero de 2013

Bailes

Dime que no

Si

No. Ese no era el trato. Si, es una palabra metálica. Si, podría ser si no me quisieras, pero tu me juraste y me perjuraste que me amabas, así que Si no vale.

Pero es Si y no puede ser no

Te lo imploro. Me pongo de rodillas, lloro si quieres y si aún tienes el cuerpo para jotas y aprovechando la postura te hago una mamada, que eso le aporta un sentido trágico, un sabor aún más salado a la eyaculación, un recuerdo miserable, algo sucio pero inenarrablemente placentero del último si que acaba siendo no, el no que te ruego. O no. Te lo exijo. Te acuerdas. Soy tu esclavo me dijiste, que yo pensé, ay que ver lo anticuado que está este hombre si esas cursilerías ya no se llevan y también pensé, pero un poco si que me gusta que me lo digas. Ahí mismo, tan de pie como ahora, tan dejado y gordo y con los mismos calzoncillos que en este instante. Me dijiste soy tu esclavo. Me lo juraste, quiero recordar. Y cambiate de calzoncillos, imbécil. Mi imbecil...

No lo juré. Sólo lo dije. Te dije, soy tu esclavo. Pensé, soy tu esclavo, pero eso poco importa. Si. Ahora y después es Si.

Pero es que no lo entiendes. Las cosas no son como tu las ves. Las cosas no deben de ser com o yo las siento. No puedo, no puedo y tu no puedes no puedes. Nunca he sido egoista y no voy a empezar ahora a mis años.

Y nunca te lo perdonarás. Y nadie te lo perdonará. Solo los egoistas de vocación son disculpados por los inquisidores. No haremos esto buscando inutilmente la redención. Yo lo haré por tu boca, tu lo harás por mis ojos porque aún así, un no es cien veces peor. Un no es la nada y un Si es un todo, por muy fugaz que pueda llegar a ser. Lo sabes. Si quieres jugamos, pero tiene que ser Si. Y Si será.

Me resisto. Dios sabe que me he resistido. Que he jugado al no. Pero entonces te callas y mi cuerpo se rinde y mi voluntad se abandona. Con un sólo beso me contagias de sies hasta la médula y me contaminas cada parte indecente de mi cuerpo para que asienta, para que te llame y tu acudas. El mundo dice no, pero mi boca no lo escucha. Te quiero. Es lo único bueno que he dicho en mi vida y aún así nunca te lo regalo. Te quiero, te quiero. Y poco más. Y todo eso. Muera el recuerdo. Lapidemos la conciencia. Tapemos las fotos. Que nadie mire, salvo tu. Me pierdo cada vez que me encuentras....

Juguetea un temprenero rayo de sol con el pulgar de mi piel. Ni yo lo aparto ni el se arrepiente. Descansas a mi vera. Algo animalesco, a veces respiras y otras desprendes sonidos que soy incapaz de calificar. Siempre he pensado que hueles como un buey almizclero, que suenas como un buey almizclero hasta que recuerdo que no se que es un buey almizclero ni mucho menos cómo debe oler eso.

Sonrío porque aún no se ha despertado el mundo. Te doy las gracias por tu Si aunque no te lo reconeceré nunca e incluso sea probable, que algún día, sin venir a cuento, te lo reproche.

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